México: las elecciones estatales de junio

By Iván Seira, Federico Manuel Casas, Federico De La Vallina, Julia Farías Güizzo y Sofía Santamarina.

Editor: Ignacio Lara.

Diseño: Ramón González.

¿Qué se vota?

El próximo 4 de junio los ciudadanos mexicanos con residencia en los estados de Coahuila, Estado de México, Nayarit y Veracruz elegirán 525 Diputados locales. Los partidos políticos de México, sus candidatos y la ciudadanía mexicana en general estarán expectantes a las elecciones de este año que serán la antesala del Proceso Electoral Federal 2017-2018, el cual permitirá renovar los cargos de Presidente de la República, Senadores (128) y Diputados federales (500).

México está compuesto de 31 Estados y un distrito federal. Cada una de estas unidades políticas es soberana y se da a sí misma una forma de gobierno republicana de acuerdo con la Constitución Nacional de los Estados Unidos Mexicanos. El jefe del Poder Ejecutivo es el gobernador y cada Estado se divide en ayuntamientos. El Poder Legislativo se compone del Congreso Estatal y los ayuntamientos, de los Consejos de Regidores. En ambas instancias el sistema electoral es mixto.

En Veracruz, los 212 ayuntamientos en juego están compuestos por un Presidente Municipal, un Síndico y Regidores. Según su sistema electoral, el partido que gane por mayoría simple de votos obtendrá la Presidencia y la Sindicatura, mientras que las Regidurías son electas mediante el principio de proporcionalidad. Actualmente, Nayarit, Hidalgo y Coahuila son los únicos Estados en donde Regidores y Síndicos se eligen por sufragio directo, mientras que en el resto del país se postulan mediante planilla acompañando al Presidente Municipal.

Los Consejos de Regidores poseen un diseño electoral mixto[1]: del total de los 525 cargos a renovar entre los 4 distritos, 445 cargos de la cámara serán electos por el mecanismo de mayoría simple (casi el 85%), mientras que los 80 cargos restantes se elegirán a través del sistema de representación proporcional. Por consiguiente, el elector tiene dos votos: uno para la elección uninominal por mayoría simple donde se elige un candidato por distrito (aquel que obtenga la mayor cantidad de votos obtiene la banca), y otro, para los que son elegidos por medio de una lista cerrada de forma proporcional, donde se distribuyen los cargos en función al porcentaje de votos obtenido por cada partido. Dado que la mayoría de los cargos son sometidos a la regla de mayoría simple, el sistema beneficia a partidos más grandes en cada uno de los distritos.

El objetivo de aplicar un sistema mixto es compensar el efecto de un sistema mayoritario con uno proporcional. De esta forma, la ingeniería institucional da lugar a la entrada a la cámara de partidos minoritarios, pero sin poner en riesgo el objetivo de la gobernabilidad.

Este diseño institucional obliga a los partidos políticos a coordinar sus estrategias en las distintas arenas de gobierno, debiendo realizar un cálculo en término de costos y beneficios a la hora de estructurar coaliciones para cada una de las arenas electorales, pudiendo coincidir las estrategias adoptadas entre los partidos en los distintos niveles de gobierno.

Rodden (2007) especifica que la importancia de tal congruencia radica en la estabilidad y gobernabilidad que pueden brindar los partidos integrados, aquellos que actúan de manera coordinada e interdependiente entre el nivel nacional y el subnacional. Por el contrario, si bien la desintegración y ciertos niveles de autonomía subnacional favorecen la representatividad de los partidos (Brancati, 2008), pueden acarrear consecuencias negativas para la estructura nacional del partido.

Sistema de Partidos Mexicano

El sistema de partidos mexicano ha mutado durante los últimos veinte años de democracia: pasó de ser un sistema de partido hegemónico, con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) detentando la presidencia por 71 años ininterrumpidos,  para convertirse, desde el año 2000, en un sistema más competitivo, con partidos que se alternan en el poder y con la necesidad de formar coaliciones legislativas para que el Presidente encuentre apoyos a su agenda de gobierno en el Congreso de la Unión.

A partir de las elecciones de 1995, el PRI se vio fuertemente golpeado por dos hechos: en primer lugar, un duro revés a su base electoral, obteniendo un porcentaje de votos mucho menor que en elecciones pasadas. Por otra parte, quedó claro que a partir de ese año tendría que dialogar con otras fuerzas partidarias debido a que el sistema político daba lugar a nuevos actores en la arena electoral: en ese momento, los partidos políticos opositores dejaron de ser meros sellos ideológicos y pasaron a ser tolerados y considerados como piezas necesarias en el mantenimiento del equilibrio político. En dichas elecciones el Partido Acción Nacional (PAN) consiguió vencer al PRI en 4 Estados y 222 ayuntamientos, de los cuales 13 eran grandes centros urbanos, incluyendo a todas las ciudades capitales de los Estados en juego (Loaeza, 1997).

El PAN, nacido en 1939, se define a sí mismo como un partido de centro, afín a las ideas de la democracia cristiana. Desde sus orígenes ha sostenido doctrinariamente un fuerte compromiso con el régimen constitucional, considerando a las elecciones como la única vía de acceso al poder.

Dicha doctrina ha servido a sus candidatos como estrategia electoral; así fue como en las elecciones de 1995, su base programática lo dotó de credibilidad y legitimidad para dar el gran salto y poder alcanzar en el año 2000 por primera vez en su historia la Presidencia de México, manteniendo el cargo hasta 2012 (presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón). Desde entonces, año en el que el PRI recupera la Presidencia y la mayoría en el Congreso de la Unión de la mano de Enrique Peña Nieto, el PAN se ha mantenido como segunda fuerza en las dos Cámaras y detenta la gobernación en 11 Estados, de los cuales uno de ellos es Veracruz.

En 1989 Cuauhtémoc Cárdenas, ex dirigente priista e hijo del histórico Lázaro Cárdenas, fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido que se ubicará hasta la actualidad hacia la izquierda de la oferta partidaria de México e incluso aceptado como miembro de la Internacional Socialista. Desde la creación de Ciudad de México en 1996 el PRD es el sello partidario que gobierna dicho distrito[2]. Actualmente, además, gobierna en Guerrero, Michoacán, Morelos y Tabasco. Cabe señalar que posteriormente, su dos veces candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador (o AMLO), se diferenció del PRD y dio origen a un nuevo partido político, MORENA (Movimiento Regeneración Nacional).

En las últimas elecciones, el PRI perdió 7 de las 12 gubernaturas en juego. Los líderes del “partido tricolor” son conscientes de ello. De esta forma se explican las últimas declaraciones del candidato priista para el Estado de México, Alfredo del Mazo, asegurando que seguirá “el camino de dios” a favor “de la vida y la familia”[3]. Así, se entiende la actual estrategia del PRI: la alianza con sectores cristianos y evangélicos de la mano del flamante partido que ingresa a su tradicional coalición (Verdes y Nueva Alianza), Encuentro Social.

La política subnacional

En Coahuila el PRI, partido oficialista, muestra tendencia a formar coaliciones electorales con partidos pequeños bajo el nombre “Por un Coahuila Seguro”. Del total de partidos que componen la coalición, dos son fuerzas políticas nacionales: el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (NA). Sin embargo 4 de ellas son locales: Revolución Coahuilense; Campesino Popular; Socialdemócrata Independiente y Partido Joven. Por otro lado, el PAN, principal opositor, se presenta bajo la coalición “Alianza Ciudadana por Coahuila”, unidos a Unidad Democrática de Coahuila, Partido Primero Coahuila (PCP) y Encuentro Social.

Estas coaliciones se mantienen para las elecciones de Gobernador, pero no así para la de Diputados locales. La coalición “Por un Coahuila Seguro” es incongruente para las distintas categorías ya que los partidos que la componen (excepto el PCP) compiten separados por los cargos legislativos uninominales para los 16 circuitos electorales de Coahuila. Por su parte Alianza Ciudadana mantiene su congruencia: eso quiere decir que los partidos que se juntan para una elección en un cargo no se enfrentan entre sí para la elección en otro cargo.

En tanto para el Estado de México, donde se elige gobernador, compiten el PAN contra la coalición conformada por el PRI, PVEM, NA y el Partido Encuentro Social, este último nuevamente confronta con su aliado en Coahuila, el PAN. A diferencia de las alianzas en Coahuila, Veracruz y Nayarit, el PRD presenta su candidato junto con el Partido del Trabajo (PT). Cabe señalar que estos dos Estados que celebrarán elecciones, Estado de México y Coahuila, son bastiones del PRI desde hace 87 años.

Por su parte, en Veracruz se observan dos coaliciones: “Contigo el Cambio Sigue”, compuesta por el PRD y el PAN, y la coalición “Que Resurja Veracruz” formada por el PRI y el PVEM.  En este distrito, tanto Nueva Alianza como Encuentro Social compiten por fuera de las coaliciones armadas por el PRI y el PAN respectivamente.

En 2016 el Estado de Veracruz celebró por primera vez, en más de ocho décadas, la alternancia en el poder: la alianza PAN-PRD le ganó al PRI la gubernatura. Sin embargo, esta última sigue siendo la principal fuerza del Estado al gobernar 93 de los 212 municipios, mientras que el PAN y el PRD suman en conjunto 78. El partido tricolor, que es quien más arriesga en estas elecciones, se encuentra aún golpeado por la situación del ex-gobernador priista Duarte, en prisión desde el 2017 (meses antes había solicitado licencia en su cargo) por acusaciones de corrupción.

Finalmente, en Nayarit, el PAN y el PRD se unen nuevamente en “Juntos por Nayarit”, sumando al Partido del Trabajo y al Partido de la Revolución Socialista. A su vez se enfrentan a la coalición “Nayarit de Todos” compuesta por el PRI, PVEM Y NA. Por su parte, el Partido Encuentro Social esgrime en soledad a su candidato.

Una serie de aspectos dan cuenta de la relación entre los partidos políticos mexicanos y se hacen visibles en este acto electoral. Tal como sostiene Reynoso (2011), el PRD, el PAN y el PRI (luego de su derrota en el 2000) mantienen una estrategia clara de alianzas electorales donde hacen jugar a los partidos regionales. Los partidos que no son ni el PRI, PRD ni PAN pudieron sobrevivir con relativo éxito. Con una clara orientación pragmática pudieron aggiornarse a los cambios en el mercado político convirtiéndose de este modo en partidos importantes del sistema de partidos mexicano: lograron adaptarse con una estrategia subsidiaria de alianzas con partidos mayoritarios en aquellas secciones electorales/distritos donde los grandes partidos (PRI, PAN y PRD) no logran imponer su propia mayoría. Así, los partidos minoritarios aumentan su capacidad de chantaje al poder inclinar la balanza de hacia alguno de los partidos que se disputan el poder (Méndez Arriaga, 2012).

¿Quiénes son los candidatos?

En los Estados que elegirán nuevo Gobernador, el oficialismo nacional se presenta en alianza con otros partidos, principalmente con el PVEM y NA. En el Estado de México el candidato más fuerte de esta alianza es el primo del presidente, Alfredo del Mazo, con trayectoria política priista durante el gobierno de Peña Nieto en su tierra natal. Algunas de sus propuestas son el denominado “salario rosa” (remuneración a amas de casa por tareas domésticas) y una política fuerte en seguridad. En Coahuila, el candidato de dicha alianza es Miguel Ángel Riquelme, quien lleva sobre sus hombros serias acusaciones por corrupción durante su desempeño como alcalde de Torreón (cargo que dejo en diciembre del 2016). Por su parte, en Nayarit, el candidato es Manuel Cota Jiménez, también del PRI, quien renunció a su banca en el senado de la República para lanzarse a la competencia por el estado.

En el caso del PAN, que solo compite individualmente en el Estado de México, lleva a la exdiputada Josefina Vázquez Mota como candidata, mientras que tanto en Coahuila como en Nayarit se presenta en alianzas. En el primer caso, con los partidos locales Encuentro social, Partido Primero Coahuila (PPC) y Unión Democrática de Coahuila (UDC), proponen a Guillermo Anaya Llamas, muy cercano al expresidente Felipe Calderón (2006-2012); y en Nayarit, en alianza con el PT, el PRD y el Partido de la Revolución Socialista (PRS) alza la candidatura del empresario e hijo del exgobernador, Antonio Echevarría García.

Finalmente, en relación a MORENA, su apuesta más fuerte es la expresidenta Municipal, Delfina Gómez Álvarez en el Estado de México. Sus candidatos para las otras gobernaciones son los expriistas Miguel Ángel Navarro Quintero, en Nayarit y Armando Guadiana en Coahuila.

Por su parte, el PT compite en alianza con el PAN y el PRD en Nayarit mientras que lleva candidatos propios en Coahuila, José Ángel Pérez, y en el Estado de México a Oscar González Yañez. Por su parte los partidos independientes presentan 7 candidaturas.

Consideraciones Finales

Sin lugar a dudas, estas elecciones son una gran antesala para las elecciones del 2018, donde se elegirá, entre otros cargos, el de Presidente de la República. En esta línea, los partidos políticos deberán ordenarse en función de la realidad política en cada uno de los Estados, como así también contemplar estrategias de cara a las elecciones federales.

Para estas elecciones tanto el PRI como el PRD son los partidos que más ponen en juego: en el primer caso, el PRI tiene como principal desafío recuperar su rol predominante en un sistema de partidos que se ha tornado competitivo tanto a nivel nacional como en las elecciones estatales y locales. Así también, deberá ordenarse de cara a las elecciones presidenciales venideras en un actual contexto de rechazo hacia el actual Presidente (un sondeo realizado en el mes de mayo arroja que Peña Nieto tiene una imagen negativa por encima del 80%[4]).

Por otro lado, el PRD es un partido que fue ganando espacio en el sistema electoral mexicano hasta convertirse en el representante más eficaz de la izquierda del país. Sin embargo, la ruptura de López Obrador y la creación de MORENA lo vuelven tan sólo un competidor más dentro de ese espectro ideológico, rodeado tanto por MORENA hacia la izquierda como por el PRI hacia la derecha.

Por su parte, el PAN supo delinear estrategias de coalición con el PRD (entre otros socios) a nivel subnacional, lo que sin lugar a dudas lo posiciona como una alternativa al PRI en los distritos donde se realizarán las elecciones. En esta línea, el partido de Ricardo Anaya Cortés intentará terminar de consolidar una posición unificada de cara a las elecciones del 2018. Así, fiel a su estilo de respetar las instituciones, deberá dar el salto que lo posicione como el principal partido mexicano.

Finalmente, el panorama de MORENA es más que auspicioso, un partido relativamente joven, que pone poco en juego para estas elecciones, y que a su vez tiene una posibilidad de constituirse como una alternativa política de cara a las elecciones federales del 2018.

Referencias

[1] Un sistema electoral mixto es aquel que, según la literatura especializada, utiliza dos fórmulas distintas para distribuir los cargos públicos en juego: algunos se reparten siguiendo un criterio proporcional y otros bajo un criterio mayoritario.

[2] La Ciudad de México, ex Distrito Federal, se constituyó como ciudad en 1996, posee una Carta Orgánica, elección de autoridades y una organización similar a la de una Entidad Federativa.

[3] http://www.eluniversal.com.mx/articulo/metropoli/edomex/2017/05/18/camino-de-dios-nos-llevara-al-triunfo – http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/el-camino-de-dios-y-la-fe-es-el-que-nos-llevara-a-triunfar-del-mazo.html

[4] http://diario.mx/Nacional/2017-01-18_cd02a07e/aprueba-12-gestion-de-pena-nieto/

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